miércoles, 11 de mayo de 2011

INTELIGENCIA SOCIAL EN EL TRABAJO

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Andrés Franco
En el presente artículo se muestra la importancia de desarrollar la inteligencia social en el trabajo para poder mejorar la calidad de vida e incluso para progresar económicamente.

Diversos estudios han probado científicamente que las cualidades personales son dos veces más importantes que los conocimientos técnicos, en lo que respecta al progreso económico. Otros estudios serios y cabales han puesto de manifiesto, también y de manera indudable comparando personas con igual preparación técnica, que las características de la personalidad son de una importancia capital para alcanzar y mantener posiciones que impliquen continua superación.

Otros estudios serios y cabales han puesto de manifiesto, también y de manera indudable que, a igual preparación técnica, las características de la personalidad son de una  importancia capital para alcanzar y mantener posiciones que impliquen continua superación.

Hoy, cualquier empleador o ejecutivo concede suma importancia al carácter personal, cuando selecciona sus empleados o colaboradores -hombres y mujeres- porque han aprendido, por propia iniciativa o a la fuerza, cuánto perjudican o favorecen la marcha de los negocios las deficiencias o virtudes de la personalidad.

La Secretaría de Orientación Vocacional de la Universidad de Harvard inquirió las razones de la pérdida de empleo por parte de cuatro mil trescientos hombres y mujeres de diversas empresas, y descubrió que, por cada dos casos en que esa medida se debía a defectos de la personalidad, sólo uno correspondía a ignorancia de cuestiones técnicas o ausencia de la debida pericia.

La mayor parte de las bajas se habían originado por la falta de espíritu de cooperación, por no inspirar confianza, carecer de iniciativa, etc.

El Instituto Carnegie de Tecnología, en otro estudio, y analizando el caso de diez mil personas, informaba que el 15 por ciento del éxito se debe a la experiencia técnica, y el 85 por ciento a las cualidades personales: conducta, integridad, observación, imaginación creadora, decisión, adaptabilidad, dirección, habilidad organizativa, expresión, conocimiento. Tales cualidades no sólo son deseables en una oficina, en un comercio o en una fábrica; siempre son necesarias para el buen éxito de hombres y mujeres en cualquier actividad o área de la vida.

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