Andrés Franco
Las organizaciones buscan objetivos institucionales que los conseguirán a través de las personas que trabajan en éstas, sin embargo le restan importancia a que sus funcionarios alcancen sus objetivos personales.
Este es el error más grande que pueden cometer ya que para que una persona sea productiva tiene que sentirse bien con el trabajo que realiza y para lograr esto el trabajo debería proporcionar la oportunidad de desarrollo personal.
En el gráfico se puede ver el resultado de contratar a una persona y no permitir que alcance sus objetivos personales y que se desarrolle.
Lograr objetivos institucionales es posible cuando se ve a la organización desde la óptica de que es un conjunto de personas que interactúan entre sí para lograr un fin común (teoría de sistemas).
En este entendido es fácil percibir que las personas se complican la vida entre sí sin mayor razón lógica, más que demostrar que unos tienen más poder que otros y que pueden imponer sus prejuicios y paradigmas, en este caso se aplica un célebre pensamiento que dice: la vida es fácil, las personas la hacemos complicada.
Esta lógica se la analiza más a fondo en el campo de la psicología organizacional y al observar la variable satisfacción laboral, se entiende que una persona aporta de manera muy favorable con su trabajo a la entidad en la cual trabaja, si esta persona se siente bien, como se puede visualizar en el siguiente gráfico:
Esta desvinculación de objetivos conlleva entre una de sus consecuencias a la fuga de capital humano, por ende a que la institución pierda más tiempo y recursos en contratar nuevo personal y en capacitarlo para el cargo.
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